¡Santa Navidad 2024, con Jesús en el centro de la fiesta! Que así sea todo el año nuevo 2025
Quiero que esta felicitación navideña os llegue con un mensaje de esperanza. Cada año lo decimos, pero tenemos que repetir una vez más que «la esperanza no defrauda, porque Dios, dándonos el Espíritu Santo, ha derramado su amor en nuestros corazones» (Rm 5,5). Ya tenemos el motivo de felicitarnos por el don que hemos recibido, que compartimos y celebramos. Ya tenemos respuesta a la exhortación que hace el apóstol Pedro a los primeros cristianos cuando les dice: «Reconoced en vuestros corazones a Cristo como Señor y estad siempre a punto de dar una respuesta a todo el que os pregunte por la razón de vuestra esperanza» (1Pe 3,15). Ponemos a Cristo, el Señor, en el centro de esta Navidad y decimos con convicción y alegría que Él es la razón de nuestra esperanza.
Con la felicitación va el deseo de felicidad, la que Jesús nos detalla en las bienaventuranzas (Mt 5,1-12), que constituyen la razón de ser de nuestro vivir cristiano, lo que nos coloca en la línea de hacer realidad ya ahora entre nosotros el Reino de Dios, es decir, toda aquella manera de ser y de actuar como lo hace Jesús y lo descubrimos en el Evangelio, cuando hacemos de él nuestro estilo de vivir. Así queremos comenzar con toda la Iglesia el Jubileo del año 2025, que esperamos que pueda ser para todos un momento de encuentro vivo y personal con Jesús «puerta» de salvación, como lo llama el evangelista san Juan (cf. Jn 10,7.9). Poner a Jesús en el centre de la Navidad es haber encontrado esta puerta a través de la que dejamos que, con la luz de su presencia, se ilumine nuestra vida y la de nuestro entorno, nuestra familia, los amigos, los compañeros de trabajo y de estudio, los vecinos, cualquier persona con la que nos encontramos, y en ellos lo sabemos ver vivo y presente.
Debemos felicitarnos porque este encuentro con Jesús es posible siempre, solo hace falta estar atentos y dispuestos a acogerlo. Incluso, en los momentos difíciles que nos toca vivir, hemos de llegar a Él entre muchas nieblas y dificultades. No olvidamos a los difuntos de la DANA y a las familias que han quedado afectadas por perder su vivienda y lo más básico para una vida digna. No olvidamos a las víctimas de las guerras que en estos momentos afectan a la humanidad. Tenemos muy presentes a todos los enfermos e impedidos situados en su casa, en hospitales y residencias. Queremos acoger a los migrantes que huyen de su tierra y se arriesgan a una travesía repleta de peligro de muerte, y a los que son víctimas de cualquier tipo de violencia… Navidad también es para todos ellos y ellas, tienen todo el derecho a ella. Solo falta que descubramos que Jesús está presente en ellos y en medio de ellos, y pide posada, habitación, disponer de los mismos derechos humanos y no perder la esperanza.
Como siempre, pero estos días especialmente, estaremos más unidos que nunca en la oración y en la amistad que Jesús nos pide, puesto en el centro de nuestra Navidad, y la fuerza para extenderlas en gestos de solidaridad y compañía con toda persona que lo necesite, que son cada día más por el aumento de las nuevas pobrezas, tanto los de más cerca como los de lejos, todos son hermanas y hermanos nuestros. La felicidad que nos deseamos entre nosotros, también ha de ser para ellos, puesto que es a través de ellos que Jesús viene a nuestro encuentro y nos hace vivir la verdadera Navidad, la de su nacimiento, fuente de vida y esperanza para toda la humanidad.
Con todo mi afecto y bendición, santa Navidad y feliz año nuevo 2025,
+ Sebastià Taltavull Anglada
Obispo de Mallorca