27º DOMINGO ORDINARIO (B)
“No está bien que el hombre esté solo” (1ª lectura)
“Si uno se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera” (Evangelio de hoy)
Ante la familia
La Palabra de Dios se proclama hoy ante una situación de la familia con toda clase de interrogantes porque la relación de pareja está cuestionada desde muchos ángulos.
No faltan antropólogos que defienden que el ser humano es polígamo por naturaleza, como otros animales anteriores en la evolución de las especies. Entre éstos también los hay monógamos, como se sabe. La realidad actual en muchos casos da la razón a los primeros, dado el número creciente de separaciones matrimoniales. En el Islam la poligamia es considerada normal.
Hablar de la familia en cristiano es misión y competencia de los cristianos que la han fundado y la mantienen, por tanto, no es propiamente misión ni competencia de los célibes. Éstos al hablar de este tema, lo harán de oídas, de lo que han leído y observado, pero no de lo que lo están viviendo como vocación propia.
Ante el amor
Todos los humanos, hombres y mujeres, casados y célibes, quedamos emplazados ante este tema por el simple hecho de haber nacido. Todos vivimos obligados a tomar decisiones ante la experiencia fundamental del amor; ninguna vida carece de esta vivencia, pues su importancia es tanta que de ella depende la felicidad y el sentido de cada persona. En general suele ser el campo donde más se sufre, se goza, se fracasa y se descubre el sentido profundo de la vida.
El cristiano que se haya convertido a Jesús y quiera seguirle fielmente, tiene un mensaje específico sobre el amor, que en esta situación de la sociedad es muy importante y muy iluminador.
El amor en cristiano
Jesús nos ha manifestado con sus palabras y su manera de vivir, cómo es el amor de Dios Padre. Comienza como un don de Dios a nosotros, de él procede la iniciativa. Todas sus criaturas, sobre todo cada uno de los hombres y mujeres de toda raza, lengua o nación, somos una creación de su bondad. Con ternura providente sigue acompañando todas sus criaturas durante la vida y después de la muerte, porque el don de la vida que nos regala a los humanos, no es temporal ni reversible, sino que nos crea para la eternidad. Sobre esta base y fundamento, sigue Dios Padre regalándonos sus dones a cada uno con una riqueza y generosidad que abruman al que es consciente de ello por la fe y al que desde ella aprende a entender la vida personal y la historia.
Llamamos gracia, o sea don inmerecido, a la posibilidad que el Padre nos concede de crecer según el proyecto del “hombre nuevo”, hombre o mujer, que Jesús nos ha revelado. Él nos lo presentó viviendo entre nosotros y al resucitar y darnos su Espíritu, nos hace posible andar el camino que conduce a tal meta. Estamos hablando de un proceso que conocen los cristianos de fe adulta, pero que los que no creen en Jesús, lo consideran irreal y utópico. De esta “novedad” cristiana forma parte la fidelidad, a pesar de sus dificultades; porque el amor de Dios es fiel y porque su gracia puede ayudarnos a superar nuestras flaquezas.
No obstante, sin ser cristianos propiamente, son también muchos que conocen el amor y lo viven desde unos principios y con una conducta, que es muy parecida o casi igual a la de Jesús de Nazaret. Ciertamente mejor que la de los llamados socialmente cristianos, pero que no siguen a Jesús. Pues valores como la verdad, la justicia, la fidelidad y la honradez son valores que están en lo profundo de cada persona, como huellas de la mano del Creador. Otro tema es cómo uno puede mantenerlos siempre, dada la flaqueza de nuestra naturaleza.
Qué nos aporta Jesús sobre el amor
La relación de Jesús con sus familiares fue violenta porque su mensaje y su conducta chocaron con la sociedad de entonces. Sus parientes le llamaron loco y endemoniado. Jesús se independizó de la familia y fue un misionero itinerante predicando el Reinado de Dios con absoluta libertad, pobreza y valentía. Vivió célibe y proclamó como un don de Dios la abstención de relaciones sexuales por el Reinado de Dios, pero tuvo a Pedro y a su suegra en su comunidad; contra la costumbre de los rabinos de su tiempo, se rodeó públicamente de algunas mujeres que le siguieron entrañablemente hasta su muerte; su madre presidió con un dolor infinito su muerte en la cruz y heredó su mensaje sobre el Reinado de Dios con el que fundó la primera comunidad en Jerusalén.
La historia de la Iglesia es riquísima en personas, grupos, empresas y obras que son una nueva interpretación del amor de Dios que Jesús nos dio a conocer y que sus seguidores han actualizado de muchas maneras en cada época, cultura, lengua o circunstancia.
Hoy día estamos emplazados a expresarlo como respuesta a la crisis económica; si el hambre ya está entre nosotros los del llamado primer mundo, no se tenga por cristiano quien no se solidarice con las respuestas sociales que la parroquia haya programado. 1 Juan 3, 17-18. Santiago 2, 15-17.
Más importante aún que el problema del hambre y la miseria, es el de la increencia creciente entre nosotros. ¿Conseguiremos planteárnoslo en el Año de la Fe con la Nueva Evangelización impulsada por el Papa? La Pastoral de Mantenimiento que se sigue en gran parte de la Iglesia en Europa, es como una adormidera que impide a los pastores y a sus fieles, aceptar esta dura realidad y atreverse a crear respuestas contando con el Espíritu santo. Ojalá corramos el riesgo de buscar respuestas desde el Evangelio. Ojalá despertemos el hambre y la sed de Dios.
Llorenç Tous