Año 2023, 75 aniversario de los Derechos Humanos
Nos puede ir bien hacer memoria de un año significativo para la historia de la humanidad. El año 1948, después de las dos guerras mundiales, es el año de la proclamación de los Derechos Humanos, uno de los esfuerzos más relevantes para responder eficazmente a las exigencias imprescindibles de la dignidad humana. «La Iglesia ve en estos derechos la extraordinaria ocasión que nuestro tiempo ofrece para que, mediante su consolidación, la dignidad humana sea reconocida más eficazmente y promovida universalmente como característica impresa por Dios Creador en su criatura. El Magisterio de la Iglesia no ha dejado de evaluar positivamente la Declaración Universal de los Derechos del hombre, proclamada por las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, que Juan Pablo II ha definido como «una piedra miliar en el camino del progreso moral de la humanidad» (DSE 152).
Este año tendremos ocasión de hablar de ello muchas veces y reflexionar sobre la vigencia y actualidad de la Declaración Universal en cuanto nos afecta a todos -por el solo hecho de ser personas humanas- y nos implica en su defensa, promoción y realización. El papa Francisco, en una Conferencia Internacional a la que asistí en Roma sobre Los Derechos Humanos en el mundo contemporáneo: conquistas, omisiones, negaciones nos decía que «en el mundo de hoy persisten numerosas formas de injusticia, alimentadas por visiones antropológicas reductivas y por un modelo económico basado en las ganancias, que no duda en explotar, descartar e incluso matar al hombre. Mientras una parte de la humanidad vive en la opulencia, la otra parte ve su propia dignidad desconocida, menospreciada o pisada, y sus derechos fundamentales ignorados o violados».
Más aún, hoy, contemplando el escenario bélico en Ucrania por la invasión rusa y en tantos lugares donde no son respetados los derechos humanos, existe la percepción de que aumenta la desconfianza en los sistemas democráticos por las políticas totalitarias que propician regímenes dictatoriales provenientes tanto de la derecha como de la izquierda. Lo ponen en evidencia personas e Iglesias que en sus respectivos países viven esta angustiosa situación, sometidos al menosprecio, persecución e indiferencia, y las esperanzas en un mundo que avance en dignidad se esfuman.
La Doctrina Social de la Iglesia también lo constata cuando dice que la proclamación solemne de los derechos del hombre es contradicha por una dolorosa realidad de violaciones, guerras y violencias de toda clase […] Incluso en países que tienen formas de gobierno democrático estos derechos no siempre son respetados del todo. Desgraciadamente hay una distancia entre la «letra» y el «espíritu» de los derechos del hombre, a los que a menudo se tributa un respeto puramente formal. Será bueno que lo tratemos mediante un mejor conocimiento y estudio de la Declaración Universal de los Derechos Humanos; por ello proponemos desde nuestra Iglesia de Mallorca y abierto a toda persona de buena voluntad organizar un Acto de Lectura de estos derechos en la Catedral, acto que anunciaremos oportunamente para que pueda participar en él todo el que lo desee.