La «sabiduría» de un Papa inteligente, amable y humilde

Las últimas palabras que el papa Benedicto XVI pronunció no podían ser otras que las de Pedro, el primer apóstol: «¡Te amo, Jesús!». Son el resumen de toda una vida que ha entendido la intención de Jesús y ha hecho de su inteligencia un servicio amable y humilde a la Iglesia y a toda la humanidad. Su don ha sido el de explicar cosas difíciles con palabras fáciles de entender. Y así ha sido, ha puesto su sabiduría al alcance de todos y explicando las razones de todo en relación a la fe, dejando muchas veces boquiabiertos a sus interlocutores.

A partir de aquí y de un gran agradecimiento y admiración por su persona, querría haceros partícipes de algunos de sus pensamientos que han pasado a ser convicciones que acompañan el caminar cristiano siempre en proceso de crecimiento y maduración. Me refiero a las dos cartas encíclicas que marcan los primeros años de su pontificado, dos raíles por los que se puede caminar seguro. Son Deus caritas est (Dios es amor) y Spe salvi (Salvados en esperanza). Dos pilares de la vida cristiana que contemplan el presente y proyectan el futuro. Hagamos una cata y saboreemos con gusto lo que nos comunica y, también, hagámoslo plegaria.

Dios es Amor. Deus caritas est. Dios es amor y el que está en el amor está en Dios y Dios está en él (1Jn 4,16). Hemos creído en el amor de Dios: así el cristiano puede expresar la opción fundamental de su vida. No se empieza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, la dirección decisiva».

«El programa del cristiano -el programa del buen Samaritano, el programa de Jesús- es un «corazón que ve». Este corazón ve donde se necesita amor y actúa en consecuencia. El cristiano sabe cuándo es tiempo de hablar de Dios y cuándo es oportuno callar sobre Él, dejando que hable solo el amor. El amor es ocuparse del otro y preocuparse por el otro. Ya no se busca a sí mismo… El amor tiende a la eternidad, a lo que es definitivo».

Salvados en esperanza. Spe salvi. ¡En esperanza hemos sido salvados! (Rm 8,24). Se nos ofrece la salvación en el sentido que se nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable, gracias a la que podemos afrontar nuestro presente: el presente, aunque sea fatigoso, puede vivirse y aceptarse si lleva a una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino».

«La oración es la escuela de la esperanza. Un lugar primero y esencial de aprendizaje de la esperanza es la oración. Cuando ya nadie me escucha, Dios aún lo hace. Cuando ya no puedo hablar con nadie, ni invocar a nadie, siempre puedo hablar con Dios. Si me veo relegado a la soledad extrema… Quien reza nunca está totalmente solo. Llegar a conocer a Dios, el Dios verdadero, eso es lo que significa recibir esperanza».

Sants del dia

24/04/2024Sant Fidel de Sigmaringuen, santa Maria Cleofàs i santa Salomé.

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