Ramon Llull. El personaje y su relación con el islam.

Así reza el título del Congreso celebrado recientemente en el Pontificio Instituto de Estudios Árabes y de Islamística de Roma. En la inauguración han intervenido el cardenal Miguel Ángel Ayuso, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso; Sebastià Taltavull, obispo de Mallorca, lugar de nacimiento y vida de Ramon Llull y de la postulación de la causa de canonización del beato; Diego Sarrió, presidente del PISAI; Marco Guida, presidente de la SSSMF y Marcos Aceituno, en representación de Armand Puig, rector de l’AUSP. A ellos añadimos a Gabriel Ramis, postulador de la causa, quien ofreció la lección inaugural, La contribución de las Actas del Congreso a la causa de canonización y proclamación de doctor de la Iglesia.

A lo largo de las jornadas han intervenido unos quince expertos en el llulismo, además de las aportaciones de los congresistas en un animado y fructífero diálogo. En la clausura y leída la aportación de Armand Puig, Llull, un moderno entre los antiguos, la presentación del volumen Ramon Llull, Enchridion Theologicum Lullianum, de Jordi Gayà, y la intervención de Leonardo Sileo, OFM, rector de la Pontificia Universidad Urbaniana, el cardenal Luis F. Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha puesto punto final al Congreso, rezando con emoción un fragmento del himno litúrgico de Laudes de la fiesta del beato.

En el corazón de estos nombres y apellidos están los contenidos. En ellos hemos podido descubrir y profundizar aún más en la enorme riqueza humana, intelectual, espiritual y pastoral que Ramon Llull aporta en su vastísima obra de casi trescientos volúmenes, además de sus manuscritos. Sobre todo, se ha hecho mucho hincapié en su firme capacidad de diálogo y la rectitud de intención en su forma de obrar y, especialmente, su relación con el islam.

Ha sido muy significativa y entrañable la presencia del imán de Roma, Nader Akkad, y también su emotiva intervención, cuando ha dicho que “el corazón me decía que tenía que estar hoy aquí”. En él hemos visto un admirador de Llull y hemos experimentado el gozo del diálogo interreligioso. Por mi parte, he querido resaltar en mi intervención la importancia de la persona del beato como “hombre del amor sabio, de la plegaria humilde y del diálogo sincero”, en medio de un Mar Mediterráneo citado – en palabras de Ayuso– como “el mar del único Dios y de muchas comunidades de creyentes”.