La fuerza testimonial de la fracción del pan

Siempre me ha impresionado la reacción de los discípulos que marchan decepcionados de Jesús y cuando se encuentran con Él, resucitado, se les abren los ojos de la fe y lo reconocen en la fracción del pan, hasta el punto de decir «¿no ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?». El encuentro con Jesús provoca siempre este reconocimiento y su gesto de partir el pan y repartirlo muestra hasta dónde llega el compromiso para ser una realidad de cada día. Me lo hizo saber un agnóstico después de asistir a misa con unos amigos y decirme: «¿Eso de partir el pan lo hacéis siempre?». Inmediatamente le dije: «¡Claro que sí!». Y me respondió: «Los cristianos, ¿sabéis que este gesto de partir el pan es la solución al problema del mundo?». Celebrar la Eucaristía contiene este compromiso: partir y repartir para poder compartir. Si lo hacemos con Jesús en el momento de comulgar, ¿por qué no hacerlo con el resto de nuestra vida? Es su dimensión social.

Recibir a Jesús, comulgar, es el momento más íntimo de encuentro con Él. «¡Quien me come vivirá para siempre!» (Jn 6,51). Procuremos no faltar cada semana, es el único encuentro al que Jesús nos pide que acudamos y que participemos; es en su nombre que la Iglesia nos invita, ya que es el alimento que necesitamos para mantenernos cristianamente en forma y fuertes espiritualmente. Hagámoslo creando un buen ambiente de familia, dispuestos a escuchar, a conversar, a estar en silencio, a orar, a hacer fiesta… Si seguimos a Jesús que se ha entregado cuando ha dado su vida por nuestra salvación, y nos unimos a Él en el sacramento de la Eucaristía cuando recibimos su Cuerpo y su Sangre, nos implicamos en la dinámica de su entrega, ya que la Eucaristía nos sumerge en el acto oblativo de Jesús. 

La participación activa en este acto oblativo nos abre los ojos y el corazón al milagro de la solidaridad, que es la caridad, participación del amor de Dios. En tiempos de crisis global, especialmente por lo que respecta a los recursos económicos y a su repercusión en los afectados por la pobreza y la enfermedad, por el paro y por el desarraigo cultural y social, por los graves problemas en torno a la inmigración y la acogida de los refugiados…, la búsqueda de respuestas tiene que orientarse a las raíces del problema. La Eucaristía, por el hecho de sentarse alrededor de una misma mesa y comer de un mismo pan, hace que nos demos cuenta de la nueva dimensión de la acción caritativa de la Iglesia y de hacia dónde debe extenderse el compromiso eucarístico.   

Somos llamados a ser memoria alegre del Resucitado y, al mismo tiempo, memoria crítica en frente de una sociedad que en su organización económica genera más pobres e introduce nuevas pobrezas. La fracción del pan de la Eucaristía nos obliga a hacer lo mismo en cualquier situación, ya que el significado que tiene y que Jesús le da es el camino de solución de las desigualdades existentes y el reconocimiento de la dignidad de cada persona humana.

Sants del dia

07/05/2024Santa Domitil·la, sant Flavi, sant Agustí Roscelli.

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