«No apartes tu rostro del pobre» (Tb 4,7)

Este texto del libro de Tobías encabeza el Mensaje del papa Francisco en ocasión de la Jornada Mundial de los Pobres que tiene lugar este domingo, siempre con la intención de hacernos conscientes de una realidad ante la que nos pide no pasar de largo y, por ello, nos dice «no apartes tu rostro del pobre». Hace diez años, refiriéndose a la inclusión social de los pobres, ya decía que «de nuestra fe en Cristo hecho pobre, y siempre cercano a los pobres y excluidos, brota la preocupación por el desarrollo integral de los más abandonados de la sociedad» (EG 186). El tema de la pobreza y los continuos gestos a favor de los pobres han sido constantes y de forma transversal a lo largo de su pontificado; ello nos hace ver una línea clara de actuación y una opción preferencial hacia los más desfavorecidos.

Esta convicción lleva al papa Francisco a decir que «Jesús nos enseñó este camino de reconocimiento del otro con sus palabras y con sus gestos» y se pregunta «¿para qué oscurecer lo que es tan claro?» (EG 194).  ¿Qué podemos decir cuando, según el último informe de la Fundación Foessa, el 16,8% de las familias quedan por debajo del umbral de la pobreza severa una vez pagada la vivienda y los suministros básicos, cuando los hogares con menos ingresos invierten más de 6 de cada 10 euros en vivienda y alimentación, cuando el 16% de la población en alquiler experimenta un nivel extremo de estrés financiero, es decir, que destina a dicho efecto más del 60% de sus ingresos. Tenemos la pobreza a las puertas, a los pobres a los que no podemos ni debemos esquivar. De hecho, la dura realidad de muchos hermanos y hermanas nuestras nos conduce a tener que enfrentarnos con el contenido central del Evangelio.

En el texto de Tobías vemos cómo su padre Tobit le pide que vaya a descubrir algún pobre entre los hermanos deportados para invitarlo a comer juntos. Así lo hizo. «Sería muy significativo -nos dice el papa Francisco- si, en la Jornada de los Pobres, esta preocupación de Tobit fuera también la nuestra. Invitar a compartir el almuerzo dominical, después de haber compartido la Mesa eucarística. La Eucaristía celebrada sería realmente criterio de comunión. Por otra parte, si en torno al altar somos conscientes de que todos somos hermanos y hermanas, ¡cuánto más visible sería esta fraternidad compartiendo la comida festiva con quien carece de lo necesario!». Eso es lo que queremos hacer. Hace unas semanas, ya compartimos la mesa de la comida con más de doscientos de los que hemos acogido sin hogar, como ya lo hemos hecho en otras ocasiones. Hoy estamos invitados a la Eucaristía en la Catedral y en otras comunidades y, el domingo que viene, a compartir nuevamente la comida de hermandad.

Sigue diciendo el papa Francisco que «cuando estamos ante un pobre no podemos volver la mirada hacia otra parte, porque eso nos impedirá encontrarnos con el rostro del Señor Jesús. Y fijémonos bien en esa expresión “de ningún pobre”. Cada uno de ellos es nuestro prójimo. No importa el color de la piel, la condición social, la procedencia. Si soy pobre, puedo reconocer quién es el hermano que realmente me necesita. Estamos llamados a encontrar a cada pobre y a cada tipo de pobreza, sacudiendo de nosotros la indiferencia y la banalidad con las que escudamos un bienestar ilusorio». En nuestra diócesis tenemos muchas oportunidades de encontrarnos con personas que viven situaciones de pobreza y hacernos acogedores, hasta responder con generosidad y creatividad para paliar su precariedad y sufrimiento. En cada uno de ellos, está presente Cristo. Es Él mismo quien nos dice: «Todo lo que hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, me lo hicisteis a mí» (Mt 25,40).

Sants del dia

18/05/2024Sant Joan I papa, sant Fèlix de Cantalicio, sant Eric IX de Suècia.

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