1º DOMINGO DE ADVIENTO (C)
“A tí, Señor, levanto mi alma”
El tiempo de Aviento nos ofrece este doble mensaje: el mundo está sediento de Dios y Dios ansía encontrarse con el mundo.
La sed de Dios está patente en los ídolos y sucedáneos de Dios que los humanos vamos creando a nuestra imagen y conveniencia. La idolatría es el origen de todos los errores y pecados. De nuestros desvíos ésta es la solución: “Dios con nosotros… por nombre Jesús, porque salvará a su pueblo”.
Adviento son cuatro semanas de preparación. Tiempo de limpiar los ojos para ver la realidad como la ve Dios: sedientos de paz, de justicia y de amor. El poder disfrazado de servicio; la mentira como si fuese la verdad; el dinero como un dios que bajo apariencia de progreso, es muerte; la religión que proclama la moral de un sistema que no salva, porque no acerca a Dios.
Dios lo ve todo con misericordia y está empeñado en salvar a todos sus hijos y a cada uno de nosotros. Como dijo el Papa Francisco en la conclusión del Sínodo de la Familia:
“la situaciones de miseria y de conflicto son para Dios, ocasiones de misericordia. Hoy es tiempo de misericordia”.
El mundo tiene sed de Dios, todo ser humano la siente; Dios es la fuente para calmarla en cada uno. Los que la han descubierto dan por bien pagadas todas sus búsquedas, también las erróneas y ahora gozan de mostrar esta fuente y hablar de ella. Esta fuente tiene un nombre y un lugar: “Dios con nosotros: Jesús”.
El tiempo de adviento es para sintonizar con la actitud de Dios ante esta realidad del mundo, con su misericordia. Jesús es el modelo que nos la concreta y nos guía hacia ella. Él se acercaba a cada uno, sin que las gentes que le seguían le impidiesen de escuchar y atender individualmente a cada uno. Ésta es la lección: acoger, escuchar a las personas, empatizar con sus problemas y situaciones, movernos a buscar con ellos la respuesta. Entramos en un tiempo de practicar las obras de misericordia.
Entendido así este tiempo de adviento que hoy empieza, seran cuatro semanas para reforzar la esperanza y superar pesimismos.
Llorenç Tous